viernes, 24 de julio de 2015

Historia del grupo

En un ensayo         Hace un sinfín de tiempo... mejor dicho, érase una vez, hacia el año 1964,dos amigos adolescentes, Ángel y Joaquín, a los cuales les gustaba el mismo tipo de música (años 50-60), decidieron, de vez en cuando, reunirse para pasar un rato agradable tratando de interpretar con guitarras dicha música. A estos amigos, en otra ocasión se les unió Pepe, vecino de Ángel. A Pepe le gustaba más "aporrear" botes, por lo que decidió aprender a tocar la batería. Mientras tanto, colaboraba con Joaquín y Ángel tocando unos bongos.

          En vista de que estas reuniones iban fructificando y se iba logrando interpretar diversas canciones, coincidieron en ver la posibilidad de comprar una guitarra eléctrica, aunque fuera usada, para puntear las canciones, mientras Ángel tocaba una guitarra española para acompañamiento.

          En aquellos años, es dificil imaginarse las dificultades de tipo económico que existían en las familias, motivo por el que tuvimos que buscar mucho para lograr comprar la primera guitarra eléctrica usada. Con esta primera compra, tuvimos la satisfacción de comprobar que la interpretación de las canciones era más aceptable, lo que nos indujo, pasadas unas semanas, a tratar de adquirir otra guitarra usada para Ángel, comprando una HOFFNER, que sonaba muy bien y durante bastante tiempo fue nuestra guitarra de acompañamiento.

        
En una actuación
          Mientras tanto, Pepe, que era el que disfrutaba en familia de mejores condiciones económicas, se había comprado una batería. Ya, los tres juntos y con muchos ensayos interpretábamos normalmente canciones de tipo melódico, sin cantar, generalmente, aunque algunas por ser muy conocidas y fáciles las cantábamos (La Bamba, Los jóvenes, Perfidia, Popotitos...).

          Nuestro local de ensayo era, normalmente, la casa de Pepe porque sus padres regentaban el restaurante existente en la Residencia Salzillo, en la última planta del edificio, hoy propiedad de la C.A.M., frente a la Catedral de Murcia.

          Empezamos ensayando, más bien diría aprendiendo sobre la marcha, a interpretar canciones que nos agradaban a cualquiera de nosotros y, sin saber música, es de suponer el mucho esfuerzo que nos costaba sacarlas y que se pudieran oir lo suficientemente bien para que la gente llegase a bailar. 

          Recuerdo una vez en que se nos ocurrió ensayar en la carpinteria de Ángel (donde también íbamos de vez en cuando). Era Jueves Santo, por la mañana, y a los pocos minutos de estar tocando los instrumentos y, con el lógico volumen de las guitarras y la batería, de pronto escuchamos fuertes golpes en la persiana y a las vecinas diciéndonos si no sabíamos qué día era y que iríamos de cabeza al infierno por estar haciendo ruido cuando deberíamos estar rezando.

          Llegó el momento en que las canciones (sobre todo las instrumentales) nos salían francamente bien. Incluso alguno de nuestros conocidos nos había grabado en cinta en aquellos cassettes nuevos que empezaban a proliferar, sobre todo, japoneses, pequeños y que, ahora recuerdo, sonaban bastante mal al ser monocanales.

         
          Pues bien, pensando en la posibilidad de actuar en público creímos necesaria la incorporación de otro componente que tocara el bajo. En aquellos años, la verdad es que aunque había interés por los jóvenes hacia el nuevo mundillo musical que se había ido creando unos 6 u 8 años antes (grupos como Los Jorister's, Blue Masks, los P y P, etc) no había tantos que se lanzaran a aprender a tocar los instrumentos propios de un conjunto musical, básicamente guitarra, bajo y batería. Nos costó bastante localizar entre los amigos de nuestros conocidos a alguien que estuviera dispuesto y apareció Antonio, más joven que nosotros, pero que le gustaba entrar en este mundillo. No sabía tocar el bajo pero se mostró entusiasmado y trató de aprender lo antes posible.

          A las pocas semanas teníamos alrededor de 40 canciones preparadas para actuar en público, principalmente melódicas y la mayoría con música exclusivamente. Decidimos iniciar nuestra andadura tocando en el antiguo local del Casino de Puente Tocinos, el cual creo que ya no existe o fue transformado en otro negocio. Aquella noche recuerdo que la primera actuación fue de un acordeonista y su batería. A continuación, nos presentamos nosotros y realmente fue una gozada observar que la gente que salía a la pista se ponía a bailar tranquilamente, lo que nos hacía suponer que los tiempos musicales los hacíamos bien y, por tanto, las pasos de baile. Fue una noche muy agradable aunque las primeras canciones recuerdo que yo las interpreté de medio lado ante el publico pues era más bien tímido. Posteriormente, con las sucesivas actuaciones, mi timidez desapareció, igual que la que pudiera tener algún otro del grupo.
         
          Como la guitarra de punteo, la que yo tocaba, era la más antigua, decidimos comprar una nueva a pesar de que no teníamos prácticamente ingresos. Adquirimos una Jomadi, que fue la única que tuve durante toda nuestra trayectoria musical. También fuimos comprando un nuevo amplificador (de 100 watios) para el conjunto de voces y la guitarra solista, equipo que hoy en día sería ridículo en cuanto a potencia pero que como, normalmente, tocábamos en lugares cerrados nos iba bastante bien. Posteriormente compramos un zapato de alta fidelidad para las guitarras y un eco. Antonio ya había entrado en el conjunto con su equipo de bajo y amplificador de su propiedad.

          Después de nuestra “prueba de fuego” en Puente Tocinos, estuvimos en un festival dominguero que solía retransmsitir Radio Popular en el llamado salón de los Antonianos en el edificio donde ahora está ubidado el Instituto Teológico de los PP. Franciscanos. Participamos dos conjuntos y otros dos cantantes solistas.

         
          A todo esto, continuábamos ensayando y llegamos a tener un repertorio de cerca de 100 canciones, con las que pudimos participar en bailes de fiestas patronales y salas de fiesta. Entre las primeras, Santiago y Zaraiche, Bigastro y Los Montesinos (ambas en Alicante), Beniaján, Zarandona, Cabezo de Torres, Monteagudo, etc. Respecto a las salas de fiesta, tocamos en Pepe´s Club (en la calle Sagasta), en el Club Remo, y, sobre todo, en la sala de fiestas y restaurante Salzillo (mencionado al principio). También intervenimos en festivales, recuerdo especialmente en el Teatro Circo en Cartagena, donde asistimos bastantes conjuntos y solistas, interpretando nosotros las canciones Granada y Los Jóvenes.

        
           Como casi todo lo agradable, cuando nos quisimos dar cuenta, llegó el tiempo en que nos teníamos que incorporar a la “mili”. Angel y Pepe, creo recordar que en el primer reemplazo del año 1.968 y a mí me tocó en el segundo. Antonio, el más joven, se quedó compuesto y sin conjunto por dicho motivo. Desde unos pocos meses antes ya teníamos relaciones con chicas y, entre esto y las dificultades laborales que existían en Murcia para alguno de los miembros del conjunto, la verdad es que al finalizar cada uno el servicio militar no fuimos capaces de reorganizar el grupo. Después de bastantes años, Angel y yo (y en alguna ocasión esporádica Antonio) nos hemos reunido para ensayar en local de su carpintería y pasar la morriña, disfrutando aunque sea por poco tiempo de la MUSICA.

           Es nuestro deseo incorporar en esta web la letra y notas musicales de las canciones que interpretábamos, lo que intentaremos en veces sucesivas por si a alguien le puede interesar. 

           Más fotos de aquellos días: